Menos mal que no vemos el telediario irlandés, porque el fin de semana que decidimos ir al este del país, la zona estaría en alerta amarilla por fuertes vientos (no exagero). Pero Noelia, Eva y yo, tan felices, alquilamos un coche y a Galway que nos fuimos.
Una vez hicimos en check-in en nuestro super hostal, pusimos rumbo hacia los acantilados de Moher. Es un paraje precioso, pero yo creo que será más bonito aún si no tienes que luchar contra los elemendos de la naturaleza para mantenerte en pie y no salir volando. Se supone que a lo lejos, los días claros, se pueden ver las islas de Aran. Pero lo único que nosotras podíamos apreciar era el agua que nos salpicaba y nuestro propio pelo que se metía en ojos, nariz y boca.
Ante un panorma así, o te ríes o cancelas el viaje y te vuelves a casa. Y aunque no se aprecie en las fotos, la verdad es que nos lo pasamos fenomenal. Y sí, nos reímos muchísimo
De vuelta a Dublin paramos en Loughrea para ver su lago (con el temporal parecía el mar Cantábrico) y para echarnos unas risas en el pub local. Estamos convencidas que nuestra presencia fue la cosa más exótica que ha pasado por allí en los últimos tres meses, jeje.
Thank you for all the laughs!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario